Un profesional comprometido con la prevención y atención de ACV

Medicina y Salud Pública

    Un profesional comprometido con la prevención y atención de ACV

    El Dr. Ángel Dávila, emergenciólogo del Hospital HIMA San Pablo Cupey es uno de los profesionales de la salud más comprometidos con la prevención y atención oportuna de los accidentes cerebrovasculares y otras patologías relacionadas con el cerebro. 

    Durante su carrera profesional, este médico ha reunido los esfuerzos suficientes para replantear las condiciones de atención de estos eventos, en los que el tiempo, la preparación y la concentración son vitales para evitar graves lesiones e incluso, la muerte.

    Una de sus luchas más constantes es la obtención de financiación económica para garantizar a los pacientes, una revisión médica de alta calidad, con equipos diseñados para tratar de forma inmediata este tipo de eventos y síntomas que alertan de complicaciones antes de que éstas se presenten.

    Por ello, se ha destacado por explicar a los médicos la disparidad de fondo de Medicare/Medicaid que recibe Puerto Rico vs Estados Unidos (mainland) y la necesidad que tiene Puerto Rico para contratar profesionales de la salud que eduquen a los pobladores de la isla sobre los riesgos y acciones inmediatas al presenciar un stroke.

    Como muestra de sus esfuerzos, el hospital HIMA•San Pablo es el único Centro Primario de Stroke acreditado por Joint Commission. Es decir, es el único centro hospitalario que cuenta con los recursos y los tratamientos más novedosos para tratar los accidentes cardiovasculares, garantizando la sobrevivencia de la mayoría de pacientes afectados.

    Los accidentes cerebrovasculares siguen siendo eventos que retan la salud pública del país. Los escenarios clínicos compuestos por la fibrilación atrial, diabetes, hiperlipidemia, hipertensión, entre otros, siguen constituyendo los factores de riesgo para el desarrollo de los trombos que afectan al cerebro. 

    Así lo enfatizó el galeno que se ha destacado de paso como el único puertorriqueño que pertenece a la American Heart Association & American Stroke Association del Sureste de los Estados Unidos.

    Además, desde el peritaje dentro del campo de las emergencias, se ha convertido en fuente clínica directa de la importancia de reconocer un evento asociado a un accidente cerebrovascular -también conocido como derrame cerebral- y la importancia de que el paciente llegue a tiempo a la sala de emergencias para ser evaluado, pues “cada minuto luego del evento, son millones de neuronas que mueren”.

    Un accidente cerebrovascular se trata de un déficit neurológico repentino a causa de la alteración del flujo de sangre que irriga los vasos sanguíneos cerebrales y figura como la quinta causa de muerte en los Estados Unidos.

    Existen dos tipos de accidentes cerebrovasculares. El isquémico, producido cuando un vaso sanguíneo que irriga sangre al cerebro se bloquea por un coágulo de sangre y el hemorrágico, a causa de la rotura de un vaso cerebral.

    Entre los síntomas que constituyen una alerta de un posible derrame cerebral se encuentran el entumecimiento de un lado de la cara, brazo o pierna, confusión o dificultad para hablar, ver, produce mareos, convulsiones, pérdida de equilibrio, entre otros.

    “Del 15 al 30% de estas personas quedan incapacitadas. El 20% necesitan ser atendidos en instituciones de cuidado especializado. El 14% experimentan recurrencia de “stroke” mientras, el 22% de los hombres que experimentan un “stroke” muere al año versus un 25% de las mujeres mueren antes del año”, detalló el doctor.

    Fibrilación atrial, arritmia peligrosa

    El doctor Dávila enfatizó

    que el 15% de los “strokes” ocurren a causa de la fibrilación atrial

    -

    tipo de arritmia cardíaca más común-  y un 20% lo constituyen las enfermedades cardiovasculares y embolias como riesgos asociados.

    No obstante, destacó el peligro contenido en los pacientes que registran fibrilación atrial de manera asintomática, quienes también están en un mayor riesgo de desarrollar el derrame cerebral.

    “Reduciendo el riesgo de fibrilación atrial y los factores asociados a enfermedad cardiovascular (diabetes, hipertensión, hiperlipidemia, entre otros) podemos reducir ampliamente los riesgos de desarrollar un accidente cerebrovascular”, puntualizó.

     

    Destacó que el estudio más importante que se realiza a estos pacientes es el CT Scan (sin contraste), donde a pesar de los síntomas del paciente a causa del evento, los médicos enfatizan, que este debe arrojar un panorama normal en el cerebro, pues constituye la alerta de que con tratamiento, pueden revertirse las secuelas del derrame a nivel neurológico y que además, significa que aún el evento no ha dañado neuronas.

    No obstante, si los resultados del CT Scan muestran daños cerebrales, estos pueden ser irreversibles.

    Manejo correcto de un “stroke”

    De otra parte, el doctor Ávila afirmó la importancia de que estos pacientes lleguen a tiempo a recibir atención médica, con el fin de reunir los criterios clínicos para una rápida aplicación del medicamento trombolítico, que actuará rompiendo el coágulo de sangre en el cerebro.

    Estos medicamentos deberían aplicarse en un periodo no mayor de cuatro horas y medias.

    No obstante, la misión de los médicos es que el protocolo para el manejo efectivo de accidentes cerebrovasculares

    sea activado

    de la siguiente forma una vez el paciente llega a las salas de emergencias:

     

    • Minuto 10, evaluación del médico
    • Minuto 15, inicio de laboratorios
    • Minuto 20, estudio del CT Scan
    • Minuto 35, entrega de resultados
    • Minuto 45, aplicación de aguja con medicamento trombolítico.

    Resaltó que este protocolo precisamente distingue el sistema de detección y tratamiento de “strokes” de la red de Hospitales HIMA San Pablo en la Isla, únicas instituciones hospitalarias que cuentan con dicho protocolo y equipo especializado, aseguró.

    Además, poseen el sistema “Tele-stroke” o Tele-Medicina, donde de forma rápida un especialista, como por ejemplo el neurólogo vascular, evalúa al paciente desde la distancia, contribuyendo a su estabilización y al diseño de su terapia.

    “El tiempo es clave, es vital. Es bien importante saber la última hora en que vieron al paciente bien. Si el paciente llega en un término de dos horas después del evento, podemos darle el medicamento. Lo aplicamos y va rompiendo el coágulo. Si no, los daños podrían ser severos”, concluyó.

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