Las células cerebrales pueden detectar los parásitos de la malaria en la sangre

Un grupo de científicos ha descubierto que, al eliminar un sensor en las células endoteliales del cerebro, los síntomas eran menos severos.

Isbelia Farías

    Las células cerebrales pueden detectar los parásitos de la malaria en la sangre

    La malaria afecta a un 1 % de niños menores de 5 años. Tan solo en el 2019, causó más de 400.000 muertes, según la OMS, y en el 2020 provocó más de 627. 000 decesos a nivel mundial, de acuerdo con los datos de World Malaria Report.

    La malaria es una enfermedad causada por la infección de Plasmodium. Aunque se disponen de tratamientos antipalúdicos, los niños son los que enfrentan el mayor riesgo, puesto que pueden desarrollar paludismo cerebral (MC) y mortalidad por paludismo grave. La inflamación del cerebro suele producir desenlaces inesperados y, los pequeños que sobreviven, sufren de secuelas neurológica sostenidas en el tiempo.

    La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha denominado paludismo cerebral al tipo grave de malaria por P. falciparum, la cual produce síntomas cerebrales. Estos pacientes, por lo general, entran en coma luego de una convulsión que puede durar más de media hora.

    Si los pacientes muestran niveles alterados de conciencia u otros síntomas, igualmente deben recibir el tratamiento para la malaria.

    Las células endoteliales en el cerebro pueden detectar la infección

    Ahora, un equipo de profesionales del Instituto Gulbenkian de Ciência de Portugal y del Instituto de Investigación de Infecciones Experimentales del Centro Helmholtz de la Escuela de Medicina de Hannover en Alemania, ha confirmado que las células cerebrales pueden detectar la presencia de parásitos de la malaria en la sangre.

    Esta información se ha divulgado en Proceedings of the National Academy of Sciences y sostiene que las células endoteliales en el cerebro son cruciales en la detección temprana de la infección.

    Los científicos que trabajaron en esta investigación concluyeron que los síntomas son menos severos y la infección causa menos muertes cuando eliminan un sensor en las células endoteliales del cerebro, lo cual les hizo entender que estas células cerebrales contribuyen a la fisiopatología de la malaria cerebral.

    El equipo creyó que las células endoteliales del cerebro funcionaban más tarde, pero, “como resultado de nuestros experimentos, nos dimos cuenta de que las células cerebrales eran participantes desde el principio”, afirmó la investigadora postdoctoral y primera autora del estudio, Teresa Pais, agregando que: “las células del sistema inmunitario suelen estar asociadas con esta etapa inicial de la respuesta a una infección, sin embargo, debido a que tienen los mismos sensores, las células cerebrales, y posiblemente otros órganos, pueden detectarla”.

    Los científicos aseveran que el parásito se multiplica luego de ingresar al torrente sanguíneo e invadir los glóbulos rojos. Después, digiere la hemoglobina para obtener nutrición. En este proceso, se crea una sustancia química llamada hemo, que puede ser transportada por las células endoteliales. Por ello, hemo es una alerta para el sistema inmune cuando esto sucede.  

    Por último, el equipo se plantea inhibir la actividad de dicho sensor dentro de las células endoteliales para tratar de detener la patología cerebral en una fase inicial y, de ser posible, esto detendría la pérdida de la función neuronal y evitar las secuelas que sufren los niños sobrevivientes a la malaria cerebral.

     

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