Compuesto que se encuentra en las papas y los tomates puede ser clave contra el cáncer

Los compuestos bioactivos que se encuentran en muchas verduras tendrían potencial para tratar el cáncer.

Isbelia Farías

    Compuesto que se encuentra en las papas y los tomates puede ser clave contra el cáncer

    Un grupo de investigadores de la Universidad Adam Mickiewicz de Poznan (Polonia) han revisado los compuestos bioactivos, llamados glicolalcaloides, que se encuentran en muchas verduras, como las papas y los tomates, para demostrar el potencial que tienen en el tratamiento contra el cáncer.

    La directora de la investigación, Magdalena Winkiel, sostuvo que: "Científicos de todo el mundo siguen buscando fármacos que sean letales para las células cancerosas, pero al mismo tiempo, seguros para las células sanas… No es fácil, a pesar de los avances de la medicina y el potente desarrollo de las técnicas modernas de tratamiento. Por eso quizá merezca la pena volver a las plantas medicinales que se utilizaban hace años con éxito en el tratamiento de diversas dolencias. Creo que merece la pena volver a examinar sus propiedades y quizá redescubrir su potencial".

    Los glicoalcaloides que Winkiel y sus compañeros evaluaron fueron cinco: solanina, chaconina, solasonina, solamargina y tomatina, presentes en los extractos crudos de plantas de la familia de las solanáceas.

    Esta familia contiene muchas plantas alimenticias populares, y muchas que son tóxicas. Pero la dosis correcta puede convertir un veneno en un medicamento, empleando dosis terapéuticas.

    Potencial de los glicoalcaloides

    Los glicoalcaloides, en particular, inhiben el crecimiento de las células cancerosas y pueden promover su muerte, lo cual es central en el manejo del cáncer. Los estudios 'in silico' sugieren que los glicoalcaloides no son tóxicos y no corren el riesgo de dañar el ADN o causar futuros tumores, aunque pueden tener algunos efectos sobre el sistema reproductivo.

    Esto no quiere decir que los tratamientos actuales contra el cáncer sean sustituidos, sino que la terapia combinada podría incrementar la eficacia de los medicamentos actuales.

    Es necesario recurrir a los estudios in vitro con animales para comprobar qué tan seguros son y poder dar el paso de probarlos en humanos.

    Según los científicos, los niveles de glicoalcaloides derivados de la patata, como la solanina y la chaconina, dependen de ciertas condiciones de luz y temperatura durante el cultivo.

    Sin embargo, los estudios han demostrado que, a dosis terapéuticas, la solanina puede matar las células leucémicas. En cuanto a la solmargina, presente en las berenjenas, esta impide que las células del cáncer de hígado se reproduzcan.

    Asimismo, se cree que la solasonina ataca a las células madre cancerosas. Los investigadores creen que los tomates esconden un potencial para la medicina futura, ya que la tomatina permite que el organismo regule el ciclo celular.

    No obstante, se debe seguir investigando para conocer mejor los mecanismos de acción de los glicoalcaloides y profundizar en los posibles problemas de seguridad.

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