Keila Torres: “Tener un paciente que te agarre de la mano y agradezca, es algo que no tiene precio”

El ser parte del mundo de la enfermería no es fácil, ya que se debe tener valor y ganas de sacar a la comunidad adelante.

Valentina Diaz Ospina

    Keila Torres: “Tener un paciente que te agarre de la mano y agradezca, es algo que no tiene precio”

    En la unidad de cuidados intensivos del Hospital Oncológico de Puerto Rico, Dr. Isaac González Martínez, son decenas de profesionales los que día a día entregan lo mejor de sí para resguardar la vida de sus pacientes. 

    En esta oportunidad, llegamos hasta esta zona, y pudimos conocer a Keila Torres, enfermera profesional de terapia intensiva, quien a simple vista se nota que es una mujer amorosa y comprometida, no solo con sus pacientes, sino también con su familia. 

    Keila ha querido compartir su historia de vida, y cómo mantenerse en esta área del centro de salud le ha permitido ver milagros para sus pacientes y el regalo de la presencia de estos para sus familias. 

    Según lo expresado por esta abnegada profesional de la salud, el paciente logra ver a las enfermeras y enfermeros como parte de su familia, ya que ellos están ahí, les dan la mano y les transmiten confianza cuando ellos están presentes. A su vez, les dan el apoyo que ellos buscan en lo que el paciente necesita y busca “aparte de una sanación en su condición, también busca sanación en el alma, en su corazón, busca tranquilidad, y eso es lo que nosotros buscamos en esta época de festividades”.

    Familia y trabajo

    Con lágrimas en los ojos, sensible ante su realidad, Keila admite que muchas veces ha dejado de lado sus propias dolencias al ver que sus pacientes tienen enfermedades que no tienen cura o que les arrebata una parte de lo que son cómo personas. 

    Por ello, recalcó que su labor es fundamental porque “el paciente necesita de mí, porque si yo no vengo, si no hay quien lo cuide, él no tiene esperanza para poder sobrellevar su enfermedad, su dolor, eso es lo que yo entiendo que me motiva”.

    Explicó que sus turnos son largos y tiene bastantes sacrificios, pero ella se llena de valor y orgullo al ver como lo que ella hace tiene un fruto en sus hijos y familiares, motivándola a continuar con cada una de las cosas que ella hace.

    Con satisfacción reconoce que su familia es una de las motivaciones más grandes, ya que ella ve al paciente y ve la familia que hay detrás de él, donde la empatía hacia el otro hace que cuando sienta que no puede más, recuerda que su labor es invaluable y marca la diferencia para el paciente que lo necesita. 

    Keila resalta que el ser enfermera no es fácil, porque se debe tener valor y ganas de ayudar a la comunidad en su salud, lo cual necesita un sacrificio constante de tiempo y dedicación, donde se debe dejar a un lado todo lo externo y pensar solamente en la salud de sus pacientes.

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