Nutrición y párkinson: "Dieta antiinflamatoria es esencial para proteger contra progreso de la enfermedad"

Algunos medicamentos pueden competir con las proteínas en el proceso de absorción intestinal, lo que puede disminuir la eficacia del tratamiento nutricional en esta condición.

Katherine Ardila

    Nutrición y párkinson: "Dieta antiinflamatoria es esencial para proteger contra progreso de la enfermedad

    En el ámbito de la salud neurológica, la nutrición y la actividad física juegan un papel crucial en el manejo del Parkinson. La licenciada Wanda González, experta en nutrición, dietética y fisiología del ejercicio, comparte recomendaciones fundamentales para pacientes diagnosticados con esta condición, independientemente del estadio de la enfermedad.

    La Importancia de la Nutrición en la enfermedad del Parkinson

    "Una alimentación adecuada ayuda a disminuir el riesgo de debilidad, síntomas asociados al diagnóstico o deterioro neuronal y cognitivo", comenta la licenciada González. La enfermedad de Parkinson, caracterizada por cambios en el sistema nervioso central y motor, puede llevar a síntomas como cambios en el estado de ánimo, hábitos de sueño alterados, estreñimiento y dificultades de habla y deglución (disfagia). Para abordar estos desafíos, la nutrición adecuada es esencial.

    La fibra y la hidratación: lo principal en la dieta

    "Es crucial mantenerse hidratado y preservar la salud ósea", señala la experta. Para mantener niveles óptimos de vitamina D y preservar la salud de nuestros huesos, esta vitamina facilita la absorción de calcio, esencial para la fortaleza ósea. Alimentos como huevos, pescados grasos como el salmón, aceites fortificados y lácteos, son fuentes ricas de vitamina D. La falta de movilidad asociada con el Parkinson puede debilitar los huesos y aumentar el riesgo de caídas, pérdida de coordinación, disminución de la fuerza muscular y dificultades para caminar. Por lo tanto, mantener una ingesta adecuada de vitamina D y realizar actividad física supervisada son aspectos clave para preservar la salud ósea en pacientes con esta condición neurológica.

    "Aumentar el consumo de fibra es clave para prevenir el estreñimiento", explica la licenciada González. Según la licenciada González, además, recomienda una adecuada hidratación, determinando la cantidad de agua necesaria en función del peso corporal del paciente. Incluso si el paciente no experimenta sed debido a los síntomas de la enfermedad, es importante calcular la ingesta de agua. "Para calcular cuánta agua debemos tomar, debemos dividir el peso corporal en kilogramos por la mitad para saber la cantidad de agua en litros que se debe consumir diariamente". 

    Por ejemplo, si una persona pesa 70 kilogramos, debería beber aproximadamente 3.5 litros de agua al día para mantenerse bien hidratada y prevenir problemas relacionados con la deshidratación y el estreñimiento.

    "También podemos identificar los niveles de hidratación en el color de la orina, si es un amarillo bien intenso, nos indica que estamos en un alto grado de deshidratación, si es de color claro, hemos consumido la suficiente agua", explica la licenciada.

    Disfagia y la pérdida de peso involuntaria

    La evaluación de la disfagia y su grado es realizada por un patólogo del habla, quien determinará si existen dificultades al masticar o tragar, y recomendará modificaciones en la dieta según sea necesario.

    Es crucial tener en cuenta que "no se debe automedicar, ni siquiera con suplementos naturales, sin consultar previamente con un especialista", advierte la licenciada. Es fundamental evitar cualquier interacción no deseada entre los suplementos y los medicamentos recetados, por lo que siempre se debe buscar la orientación de un profesional de la salud antes de iniciar cualquier tratamiento por cuenta propia.

    La disfagia es un término médico que se refiere a la dificultad para tragar alimentos líquidos o sólidos de manera segura y eficaz. Esta condición puede ocurrir cuando hay problemas con los músculos y nervios que controlan la deglución, afectando el proceso normal de tragar.

    Esto es especialmente importante porque la disfagia puede llevar a problemas de alimentación, como la pérdida de peso involuntaria, debido a la dificultad para ingerir suficientes nutrientes. "La incapacidad para consumir alimentos de manera adecuada puede resultar en deficiencias nutricionales y pérdida de peso no deseada, lo que a su vez puede afectar la salud y el bienestar general del paciente." Advierte la licenciada Wanda.

     Por lo tanto, es fundamental abordar la disfagia de manera adecuada y bajo la supervisión de profesionales de la salud para garantizar una alimentación segura y adecuada.

    Dieta antiinflamatoria 

    "Una dieta antiinflamatoria es esencial para proteger contra el progreso de la enfermedad", destaca la experta. Recomienda evitar alimentos como harinas refinadas, azúcares y grasas, y adoptar un estilo de alimentación mediterráneo que promueve el consumo de frutas, vegetales y nueces. Este enfoque alimenticio puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas y cardiovasculares.

    Algunos medicamentos pueden competir con las proteínas en el proceso de absorción intestinal, lo que puede disminuir la eficacia del tratamiento. Por lo que también  es fundamental determinar la cantidad adecuada de proteínas que se debe consumir y establecer el momento óptimo para tomar los medicamentos. Esto puede implicar distribuir la ingesta de proteínas a lo largo del día y ajustar la dieta en función de las necesidades individuales de cada paciente.

    Actividad física en pacientes con párkinson mejora la calidad de vida  

    La Lcda. González enfatiza la importancia de la actividad física supervisada por especialistas, adaptada al estado y capacidades individuales del paciente. El ejercicio contribuye a aumentar los niveles de endorfinas y serotonina, promoviendo un sentido de bienestar y reduciendo el estrés, además de mejorar la fuerza, la coordinación y la calidad del sueño.

    Las recomendaciones de la licenciada Wanda González destacan la relevancia de una nutrición adecuada, la hidratación y la actividad física supervisada en el manejo integral del Parkinson. Estos enfoques no solo abordan los síntomas de la enfermedad, sino que también mejoran la calidad de vida de los pacientes afectados. Es esencial que los pacientes con Parkinson reciban orientación personalizada de profesionales de la salud especializados para optimizar su bienestar físico y emocional.

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