Controlan los efectos motores del Parkinson con ultrasonido HIFU y sin cirugía

Medicina y Salud Pública

    Controlan los efectos motores del Parkinson con ultrasonido HIFU y sin cirugía

    Por: Paula Alejandra Rojas Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública

    El Centro Integral de Neurociencias HM (CINAC) de Madrid ha realizado una investigación en la cual ha descubierto que utilizar el ultrasonido focal de alta intensidad HIFU en el núcleo subtalámico (una estructura profunda del cerebro) repercute en las distintas manifestaciones motoras del Parkinson. Hasta ahora el HIFU había demostrado en distintos ensayos que mejoraba solo el temblor cuando se aplicaba en otro núcleo del cerebro, sobre el tálamo. Sin embargo con el HIFU, se trata de realizar una ablación o termolesión en la zona cerebral, pero sin necesidad de realizar ninguna incisión craneal evitando así los riesgos de una intervención quirúrgica. Los pacientes del estudio, afectados de un solo lado de su cuerpo, mejoraron de forma inmediata los síntomas de esta enfermedad neurodegenerativa: el temblor desapareció casi en un 70%, la rigidez en más de un 50% y la lentitud en un 40%, según los datos globales aportados por el CINAC. Para los investigadores, el siguiente paso es poner en marcha otro estudio de control con más pacientes para demostrar de forma definitiva la eficacia de esta estrategia y lograr un nivel de evidencia científica más alto. Según ellos, los principales objetivos son que, primero, en los próximos 3 o 5 años se cambie la evolución de la enfermedad de Parkinson, y segundo, que desde la experimentación, se detenga la neurodegeneración actuando sobre los mecanismos que conducen a la muerte celular. Hay que recordar que según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Parkinson es una enfermedad que afecta al sistema nervioso y es la segunda condición neurodegenerativa más frecuente del mundo tras el Alzheimer, ataca aproximadamente al 3 por ciento de la población mayor de 50 años a nivel mundial (entre 4.1 a 4.6 millones de personas). Además, la OMS calcula que para el año 2030 esta cifra será duplicada, lo que conlleva a un problema de salud pública, y se agrava porque el diagnóstico suele tardar entre uno y tres años como mínimo.

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