Mal uso de fármacos para la garganta aumentan la resistencia a los antibióticos

Los medicamentos afectan de manera diferente a los niños y a los adultos mayores.

Javier Erazo

    Mal uso de fármacos para la garganta aumentan la resistencia a los antibióticos

    El dolor de garganta es dolor, carraspera o irritación de la garganta que a menudo empeora al tragar. La causa más frecuente del dolor de garganta (faringitis) es una infección viral, como un resfrío o la gripe. El dolor de garganta provocado por un virus se resuelve por sí solo. 

    Sin embargo, el uso inadecuado de medicamentos para la garganta que contienen antibióticos podría estar contribuyendo a la resistencia a estos fármacos, ya que ciertos productos de venta sin receta destinados a tratar el dolor de garganta contienen antibióticos tópicos. 

    Según un estudio realizado por investigadores de la Escuela de Farmacia y Ciencias Farmacéuticas de la Universidad de Cardiff (Reino Unido), que se ha presentado en el Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas, que se celebra en Ámsterdam (Países Bajos).

    Por ello, los investigadores pusieron en marcha este estudio con el objetivo de comprender el desarrollo de la resistencia bacteriana a cuatro antibióticos tópicos diferentes (gramicida, neomicina, bacitracina y tirotricina) que se utilizan comúnmente en algunos medicamentos para el dolor de garganta.

    El equipo examinó cuatro especies de bacterias en las que la resistencia a los antibióticos es un problema generalizado y significativo: Staphylococcus aureus, Acinetobacter baumannii, Streptococcus pyogenes y Haemophilus influenzae. Los cultivos de cada especie fueron expuestos a concentraciones decrecientes de antibióticos durante 24 horas a temperatura corporal humana (37° C), y las bacterias supervivientes fueron subcultivadas y sometidas a pruebas de susceptibilidad a los antibióticos.

    Los investigadores también observaron la resistencia cruzada, donde las bacterias expuestas a un antibiótico pueden volverse menos susceptibles a un antibiótico diferente al que no habían estado expuestas anteriormente. También verificaron si las concentraciones de antibióticos en uso en los medicamentos estaban por encima de la concentración inhibitoria mínima (CIM), la concentración más baja de un medicamento que todavía es capaz de prevenir el crecimiento bacteriano.

    Así, encontraron que para S. aureus y A. baumannii las concentraciones en uso de neomicina, bacitracina y tirotricina estaban todas por encima de la CIM, confirmando que estos productos eran efectivos para prevenir el crecimiento bacteriano. No se pudo determinar la CIM para la gramicidina, lo que indica que ninguna de las concentraciones probadas fue capaz de prevenir el crecimiento de esas dos especies de bacterias.

    En el caso de S. pyogenes y H. influenzae, los valores de CIM de todos los antibióticos probados fueron inferiores a las concentraciones en uso de los medicamentos para la garganta, ya que H. influenzae no pudo crecer en ninguno de los antibióticos ni en ninguna de las concentraciones probadas, y S. pyogenes solo mostró un crecimiento en concentraciones muy débiles (5% y 1% de las encontradas en los medicamentos) de neomicina.

    Cuando S. aureus fue expuesto a la bacitracina, eventualmente mostró crecimiento después de 144 horas a concentraciones más altas, y se descubrió que un cultivo cultivado en una concentración más baja del fármaco había disminuido la susceptibilidad a la gentamicina, al ácido fusídico y a la ciprofloxacina, indicando que había desarrollado resistencia cruzada.

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