Este descubrimiento abre la oportunidad de buscar nuevos tratamientos dirigidos y con menos efectos secundarios.
La esquizofrenia afecta a 24 millones de personas en el mundo, y constituye un trastorno mental grave que se manifiesta a través de alucinaciones, ideas delirantes, alteración de la conducta, trastornos del movimiento.
En algunos casos, puede ocasionar que los pacientes se aíslen socialmente, presenten pérdida de respuesta emocional y de la intensidad de la expresión.
Sin embargo, un reciente estudio llevado a cabo por el Instituto de Salud Mental del Hospital del Mar y del CIBERSAM, demuestra lo que hay detrás de esta condición y la incapacidad que produce para filtrar correctamente la información percibida del exterior.
El equipo investigativo apunta a un defecto en una línea específica de neuronas como posible origen de los síntomas de la enfermedad. El cerebro posee dos tipos de neuronas clasificadas según su función: neuronas activadoras y las inhibidoras.
Estas últimas, es donde se ha evidenciado la alteración que coincide con las zonas alteradas en personas con esquizofrenia, especiíficamente en dos subtipos.
"Hemos visto que hay unas alteraciones funcionales en el cerebro con esquizofrenia compatibles con un defecto en un tipo de neurona, la función de la cual es inhibir, filtrar los estímulos. Esto puede explicar casi toda la constelación de síntomas de la patología", afirma Jesús Pujol, autor principal del trabajo.
En esta investigación se han analizado mapas funcionales del cerebro obtenidos con resonancia magnética, de 87 personas diagnosticadas con la enfermedad, y los ha comparado con mapas funcionales de 137 controles que no evidencian la enfermedad.
Estos resultados explican cómo la distribución de las áreas cerebrales que no funcionan de la forma adecuada en pacientes con esquizofrenia coincide con la de las neuronas inhibidoras.
Estas neuronas inhibidoras del sistema GABA se encuentran en todas las entradas sensoriales del cerebro, el sistema visual, el gusto, el olfato, el auditivo y el tacto. Además, también tiene sus implicaciones en el sistema emocional, en el área encargada de desarrollar el pensamiento razonado y en el área encargada del lenguaje.
"El defecto en las neuronas inhibidoras hace que en el cerebro de las personas con esquizofrenia se produzca una distorsión de la realidad y puede explicar la mayoría de los síntomas de la enfermedad, tanto los cognitivos como los emocionales", sostiene Laura Blanco-Hinojo, autora principal del estudio.
Estas neuronas, a pesar de ser dos subtipos distintos, comparten un origen genético común durante el desarrollo embrionario de la persona.
Este hallazgo representa la primera vez que se identifica este defecto como un posible origen de la esquizofrenia, abriendo así una vía de investigación para el desarrollo de nuevos tratamientos enfocados en corregir la anomalía en el comportamiento de las neuronas inhibidoras.
Actualmente, los tratamientos disponibles para la esquizofrenia son efectivos, pero suelen afectar la función global del cerebro, impactando en la capacidad de las personas para llevar a cabo sus actividades diarias. Según Anna Mané, autora del estudio, la esquizofrenia es una enfermedad compleja con diversos síntomas, y los tratamientos actuales son más eficaces en abordar algunos, como los delirios y las alucinaciones.
Sin embargo, lamentablemente, no logramos abordar todos los síntomas, especialmente los negativos y cognitivos, que tienen un impacto significativo en la rutina diaria de la persona. Este estudio sugiere la posibilidad de desarrollar nuevos tratamientos que abarquen la totalidad de los síntomas asociados, con una baja incidencia de efectos secundarios.
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