Paciente desarrolló carcinoma de células renales tras recibir trasplante de riñón

Los factores de riesgo comprenden la edad avanzada del donante, los antecedentes de tabaquismo del paciente, la obesidad, la enfermedad renal quística adquirida y la hipertensión.

María Camila Sánchez

    Paciente desarrolló carcinoma de células renales tras recibir trasplante de riñón

    Una mujer de 71 años con antecedentes médicos significativos de hipertensión, hiperlipidemia y enfermedad renal terminal secundaria a diabetes tipo 2 no controlada se sometió a un trasplante renal de donante fallecido (TRDM) sin complicaciones tras 13 años de tratamiento con hemodiálisis. 



    El donante era un hombre de 69 años que falleció debido a un accidente cerebrovascular. Se le consideró un donante con criterios ampliados debido a sus antecedentes médicos de hipertensión y tabaquismo. Antes de la selección, se le realizó una tomografía computarizada abdominal y pélvica que no mostró lesiones sospechosas. Después de recuperar los riñones, se les hizo una biopsia y se los colocó en bombas de perfusión pulsátil hipotérmica.



    Una vez que se identificaron como candidatos para el trasplante, tanto el donante como el receptor se sometieron a pruebas de compatibilidad cruzada. Se evaluaron los antígenos leucocitarios humanos (HLA) mediante PCR-SSP y PCR-SSO utilizando Luminex. Los resultados mostraron que no había anticuerpos reactivos identificables en el panel y solo hubo algunas incompatibilidades menores en los HLA, que no eran un impedimento para el trasplante.



    Compatibilidad imperfecta



    Debido a que el receptor tenía más de 65 años y los resultados del HLA indicaban una compatibilidad imperfecta, se decidió iniciar al paciente con una combinación de medicamentos inmunosupresores que incluían timoglobulina y basiliximab antes del procedimiento, según las directrices del hospital. Después del trasplante, el régimen de inmunosupresión consistió en Envarsus, Myfortic y prednisona.



    Después del trasplante, la función del injerto renal se mantuvo estable, con niveles de creatinina dentro de lo normal y una perfusión adecuada según la ecografía inicial. 



    Sin embargo, la paciente experimentó infecciones del tracto urinario recurrentes durante el primer año post-trasplante, lo que dificultó la realización de la ecografía de cribado anual debido a la pandemia de COVID-19. 



    Hallazgos sospechosos



    En su sexta visita por una infección del tracto urinario, se descubrió una masa sospechosa en el riñón trasplantado. Tras un estudio extenso, se diagnosticó un carcinoma de células renales de grado 3 de Fuhrman. Aunque la paciente era candidata para una cirugía conservadora o ablación por radiofrecuencia, se optó por una nefrectomía parcial abierta debido a su estado de salud. 



    Los cuidados postoperatorios incluyeron la colocación de endoprótesis ureteral y sonda de Foley para tratar la retención urinaria. Después de la nefrectomía, la paciente fue diagnosticada con enfermedad renal crónica estadio IIIA debido a glomeruloesclerosis segmentaria focal (GSF) por hiperfiltración. 



    Se ajustó su tratamiento inmunosupresor y, siete meses después, el injerto renal funcionaba dentro de los parámetros normales, sin signos de recurrencia o metástasis según la ecografía de cribado.



    Neoplasias renales



    Aproximadamente el 80% de las neoplasias renales primarias son carcinomas de células renales (CCR), siendo el CCR de células claras y el CCR papilar los subtipos más comunes, que se distinguen por sus características morfológicas y citogenéticas. 



    Los pacientes con enfermedad renal terminal (ERT) tienen un riesgo significativamente mayor de padecer un CCR, con una incidencia del 0,4%, frente al 0,005% de la población general. 



    La diálisis es el principal tratamiento renal sustitutivo, pero el trasplante renal puede ofrecer mejores resultados a largo plazo. Sin embargo, la inmunosupresión de por vida para mantener la función del aloinjerto aumenta el riesgo de neoplasias malignas, incluido el CCR. 



    Carcinomas de células renales en órganos trasplantados



    La incidencia de CCR en receptores de trasplante renal es 7 veces mayor que en la población general, y se produce principalmente en los riñones nativos (90%) más que en los aloinjertos. 



    El CCR es poco frecuente en los receptores de trasplante renal, ya que sólo representa el 0,2% de los casos notificados, y entre los factores de riesgo se incluyen la edad avanzada del donante, los antecedentes de tabaquismo del paciente, la obesidad, la enfermedad renal quística adquirida y la hipertensión.



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