Aunque no existe una cura definitiva, los tratamientos actuales permiten alcanzar la remisión, un estado en el que el paciente no presenta síntomas ni actividad inflamatoria.

En una transmisión especial desde el Congreso del Colegio Americano de Reumatología en Chicago, el doctor Oscar Soto, reumatólogo y presidente de la Fundación FER, abordó las dudas más frecuentes sobre la Artritis Reumatoide (AR) en el espacio "Conéctate con tu Especialista" de la revista Medicina y Salud Pública.
La charla reveló tanto los últimos avances científicos como las realidades cotidianas de quienes viven con esta condición autoinmune que afecta a millones en el mundo.
La AR, explicó el especialista, es mucho más que un dolor en las articulaciones. Se trata de un trastorno sistémico que nace de "una falta de regulación del sistema inmune, que es el sistema que nos protege de infecciones y de cosas extrañas".
Este malfuncionamiento provoca que el cuerpo ataque sus propios tejidos sanos, "desencadenando una inflamación que, si bien es prominente en las articulaciones, puede extenderse a órganos vitales como pulmones y corazón, y generar una fatiga debilitante".
Ahora bien, una duda constante es si la edad es un factor determinante para poder desarrollar la condición, por lo que el experto aclara que "no, usualmente pueden ser en cualquier edad, aunque el mayor número de casos los vemos entre los 30 y los 50 años. Pero también puede ocurrir en niños y en gente mayor de 60 y tantos años también. O sea que puede ocurrir en cualquier persona".
No obstante, diagnosticarla no es tarea sencilla, pues no existe una prueba única. Sin embargo, la combinación de evaluación clínica y dos anticuerpos específicos ofrece una alta certeza.
"Los dos anticuerpos son el factor reumatoide y el anticuerpo en contra de proteínas citrulinadas, lo que llamamos anti-CCP, y cuando estos dos anticuerpos están positivos en títulos altos, lo que llamamos títulos robustos, la especificidad, el valor predictivo de estas dos pruebas en conjunto cuando están positivas es muy alto", precisó el Dr. Soto.
Cuando ambos marcadores están elevados, la probabilidad de padecer AR se acerca al 99%.
Un diagnóstico precoz es necesario para prevenir daños irreversibles. La meta, subrayó el especialista, es actuar a tiempo, ya que "si tratamos, reconocemos esto a tiempo, diagnosticamos esto a tiempo y entramos en un tratamiento certero que funcione, podemos evitar que esa inflamación persistente dañe las articulaciones y hace que las personas pierdan función".
Sobre su manejo, el Dr. Soto fue directo: "No tenemos una cura para artritis reumatoide". No obstante, el panorama es esperanzador gracias al concepto de remisión. "Sí se puede controlar, es lo que llamamos remisión, que parecería una cura, pero hay que estar muy atentos a esta definición, porque remisión se puede sentir como una cura, el paciente se siente curado porque no tiene ningún síntoma y nosotros no vemos ninguna actividad de la condición, pero siempre cuando el paciente esté en medicamentos".
El futuro, sin embargo, podría estar cambiando con terapias innovadoras presentadas en el congreso. "De hecho, en este congreso se acaban de estar presentando unos estudios muy interesantes en algo que llamamos células T que son diseñadas y se vuelven y se ponen en el paciente para que controlen el sistema inmune", compartió.
Este enfoque, que "se hace casi como un trasplante de médula ósea donde se le pone a los pacientes un nuevo sistema de células del sistema inmune con unas células ya dirigidas, diseñadas para que mantengan el sistema bajo control", ha mostrado resultados extraordinarios.
"Después de este tratamiento, que se hace una sola vez, se sigue el paciente así que esos pacientes están en remisión sin otros tratamientos". Aunque advirtió con prudencia: "Parecería una cura, pero todavía no tenemos suficiente experiencia a largo plazo para saber si esto va a mantener a los pacientes en remisión por siempre o por muchos años".
Sobre los efectos secundarios de los tratamientos convencionales, como la caída de cabello, el especialista aclaró que: "la que realmente se asocia con caída de cabello es algo que llamamos metotrexato, y la razón es porque este tipo de terapia se creó originalmente hace muchos años atrás, antes de los 1950, por ahí. Se creó como una quimioterapia, así que es una quimioterapia de origen, y como saben muchas quimioterapias trabajan de forma bastante agresiva, pueden causar pérdida de cabello". Pero argumentó que "no debería ocurrir en todo el mundo, ni de gran manera".
Respecto a la influencia del clima, una queja frecuente entre los pacientes, explicó que "cuando se pone el clima muy húmedo o cuando va a llover, la gente siente un poco más de dolor y es porque cambia la presión en la atmósfera, esa presión barométrica es lo que a veces sí se siente", especialmente en "una articulación que ya tiene artritis, que ya tiene un poco de daño".
El ejercicio, aunque fundamental, debe dosificarse. "Una articulación que está hinchada activamente, hay que descansarla", estableció como regla de oro. Sin embargo, cuando la enfermedad está controlada, "el ejercicio es muy beneficioso" para fortalecer las estructuras de soporte.
Finalmente, aunque no existe una forma segura de prevenir la AR, algunos factores de riesgo son modificables. El más contundente es el tabaquismo: "la nicotina, el cigarrillo, el tabaquismo, es algo que debemos evitar a toda costa si queremos evitar la artritis reumatoide". La alimentación también juega un rol clave, siendo "la dieta mediterránea es la mejor dieta antiinflamatoria que existe, que se ha probado hoy en día".
Con un diagnóstico más preciso, tratamientos más efectivos y un manejo integral, el mensaje para los pacientes es de optimismo, permitiéndoles mirar hacia un futuro con mayor calidad de vida y funcionalidad.