Ambas afecciones comparten síntomas gastrointestinales, como diarrea, hinchazón o acidez de estómago pero no son lo mismo.
Según explica la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) el gluten es la proteína que se encuentra naturalmente en el trigo, el centeno, la cebada y los cruces entre estos granos. Los alimentos que normalmente contienen gluten abarcan panes, tortas, cereales y pastas, entre otros. A su vez, es la sustancia que da forma, firmeza y textura al pan y a otros productos elaborados con granos.
Enfermedad celíaca: autoinmune
La enfermedad celíaca es un trastorno crónico digestivo y autoinmunitario, en el que se afecta el intestino delgado, siendo desencadenada por la ingestión de gluten. Este problema alimentario puede resultar en dificultades digestivas persistentes y que, asimismo, pueden dificultar la absorción completa de los nutrientes esenciales para el cuerpo.
En personas con esta condición, el consumo de gluten desencadena una reacción que daña el intestino delgado, causando síntomas como diarrea, fatiga, pérdida de peso y anemia. Este proceso lento puede provocar complicaciones graves.
Intolerancia al gluten: sensibilidad sin daño celular
Por otro lado, la intolerancia al gluten, se trata de una afección mucho más común que la enfermedad celíaca, la cual implica una sensibilidad a esta proteína sin daño celular ni inflamación, es por ello que cuando se experimentan reacciones inmediatas al ingerir gluten, como diarrea, lo más probable que sea intolerancia al gluten que enfermedad celíaca, debido que esta última presenta sus síntomas de forma más periódica.
Síntomas gastrointestinales y diagnósticos
Ambas afecciones comparten síntomas gastrointestinales, como diarrea, hinchazón o acidez de estómago, que mejoran al eliminar el gluten de la dieta. Sin embargo, para esto es crucial realizar pruebas para diagnosticar la enfermedad celíaca, ya que una dieta sin gluten antes de estas puede generar resultados falsos negativos.
De esta forma, el diagnóstico de la enfermedad celíaca comienza con un análisis de sangre para detectar altos niveles de anticuerpos contra el gluten. La confirmación requiere una endoscopia con biopsias del intestino delgado.
Los especialistas desaconsejan iniciar una dieta sin gluten antes de las pruebas para evitar resultados equivocados.
Manejo de las condiciones
Aquellos con intolerancia al gluten pueden reducir su consumo en lugar de eliminarlo por completo, ajustándose según su nivel de intolerancia, mientras que, para quienes tienen enfermedad celíaca, la eliminación total del gluten es esencial para mantener la afección bajo control, siempre y cuando esto sea establecido por el médico especializado.
Es allí donde enuncia que no hay evidencia que dictamine que una dieta sin gluten sea más saludable para quienes no tienen enfermedad celíaca.
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