El consumo calórico de los pacientes diagnosticados era alto, con una dieta rica en grasas saturadas y azúcares. Además, más del 80% de ellos solían consumir alcohol.
Investigadores han revelado hallazgos significativos sobre la relación entre la obesidad y el riesgo de cáncer de próstata, el cuarto tumor más frecuente en el mundo. Asimismo, representa el 38 y el 40 por ciento de los tumores descubiertos en hombres en Puerto Rico. Además, un 18 por ciento de las muertes en la isla se deben a esta enfermedad
Prevalencia de obesidad en pacientes diagnosticados
En un estudio nutricional realizado durante cuatro meses con 103 pacientes varones, en su mayoría con una edad promedio de 62 años, se exploró la conexión entre los hábitos alimenticios y el desarrollo del cáncer de próstata.
Se destacó que el 87% de los pacientes que acudían a la consulta de Urología por diagnóstico de cáncer de próstata eran obesos. Un 13% presentaba obesidad sarcopénica con un Índice de Masa Corporal (IMC) superior a 31 kg/m2. Además, un preocupante 23% tenía un diagnóstico previo de diabetes tipo 2, y de estos, un 9% estaba en tratamiento con metformina, mientras que el 8,5% padecía de dislipidemia.
Relación causal de la obesidad con el cáncer de próstata
Pedro Robledo, responsable de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética de MD Anderson Madrid, explicó que "diferentes estudios aportan información sobre la localización de grasa abdominal y enfermedad tumoral". Se destacó la importancia de la grasa abdominal en la relación causal con el cáncer de próstata, especialmente cuando este componente es predominante.
En este contexto, Robledo resaltó: "Todo ello se traduce en un estado de inflamación celular continua que genera cambios en la estructura celular y genética, produciendo mecanismos de proliferación tumoral".
Importancia de la evaluación nutricional en los protocolos médicos
El objetivo del estudio era evaluar la prevalencia de eventos relacionados y determinar la situación nutricional de los pacientes antes del tratamiento. Se utilizaron procedimientos antropométricos, incluyendo tomografías computarizadas, para evaluar la relación peso/talla, perímetro abdominal, pliegues cutáneos y parámetros de imagen que indican la presencia de grasa abdominal y masa muscular.
Hábitos alimenticios y consumo de alcohol
El estudio también registró los hábitos alimenticios y el consumo de alcohol de los pacientes. Se determinó que el consumo calórico medio era superior a 2.200 kcal, mientras que las necesidades no superaban las 1.700 kcal. Más del 80% de los pacientes consumía alcohol de manera habitual, y se destacó la importancia de evaluar estos factores para mejorar los resultados del tratamiento.
Así pues, Pedro Robledo dijo: "No tomaban solo una cerveza o una copa de vino de forma esporádica, sino que incluían alguna bebida con alta graduación alcohólica en prácticamente todas las comidas. Además, un porcentaje elevado era fumador".
Perspectivas futuras: Segunda fase del estudio
Robledo subrayó la importancia de la evaluación nutricional dentro de los protocolos médicos. La segunda fase del estudio se enfocará en comprender cómo responden los pacientes obesos a los tratamientos, y si la respuesta empeora en pacientes con obesidad. Además, se explorará la posible relación entre la ganancia de peso después de la cirugía y el bloqueo hormonal.
"Como en el cáncer de mama y en el cáncer de ovario, incrementar de peso dentro del tratamiento supone un riesgo de recaída. Esto es lo que trataremos de averiguar en la segunda parte del estudio, aunque realmente lo que hemos hecho previamente ha sido estudiar una situación que era conocida, pero no evaluada hasta el momento en nuestro centro". Agregó Robledo.
Compromiso con la solución
Por último, el autor destaca la importancia de la evaluación nutricional en los protocolos médicos y analiza cómo la obesidad puede ser un factor de riesgo en pacientes con cáncer de próstata.
Por otra parte, el estudio ofrece datos valiosos que respaldan la importancia de abordar la obesidad en estos pacientes. Además, se menciona que la investigación sigue en marcha para encontrar soluciones que mejoren los resultados y la calidad de vida de los pacientes afectados.
