Una familia numerosa en la cual la mitad de sus miembros sufren de esquizofrenia

Una numerosa familia convivió con la esquizofrenia en medio de ellos. Esto afectó a quienes padecían la condición y a quienes estaban sanos.

Isbelia Farías

    Una familia numerosa en la cual la mitad de sus miembros sufren de esquizofrenia

    Se dibuja el retrato perfecto de una familia ideal: el padre, un veterano de la Segunda Guerra Mundial, y la madre, una consagrada ama de casa que horneaba pasteles para sus diez hijos y dos niñas. Pero el sueño americano de posguerra no era lo que parecía.

    Un día de 1972, en Woodmen Valley, un sitio con bosques, colinas y mesetas, en Colorado, Estados Unidos, salen por la puerta trasera de su casa Donald, de 27 años, y la adorable Mary, su hermana de 7 años. Ella es la que conduce a su hermano hacia la cima de una colina y entre sus planes figura quemarlo en la hoguera, como hacen los herejes en las películas que ve su madre.

    Le propuso que hicieran un columpio en la rama de un árbol, por lo que necesitarían una cuerda. El pino escogido fue el más alto. Ella le dice a Donald que lo quiere atar al árbol. Él no se opone. Ella trae leña y la deja caer.

    Casi medio siglo después es la misma Mary, quien cambió su nombre a Lindsay, quien narra lo ocurrido ese día al periodista Robert Kolker.

    Una historia aterradora

    Donald tenía comportamientos extraños y fue por ello que la niña de 7 años ideó tal plan para deshacerse de su hermano. Ella solo estaba desesperada, no quería ejecutar el plan, ella no era como los demás, pero, aunque no sufriese el mismo mal de la familia, no podía tampoco escapar.

    Donald veneraba a la pequeña Mary, estaba convencido que ella era la sagrada Virgen María, madre de Cristo, y él era alguien a quien San Ignacio le había conferido un título especial.

    Todo el día, Donald recitaba el credo de los Apóstoles y el Padre Nuestro. Se colocaba una sábana marrón que le hacía ver como a un monje. A veces llevaba un arco y una flecha de plástico. En otras ocasiones, permanecía desnudo, en silencio, sentado en la sala de la casa.

    Mary lo llegó a encontrar sacando todos los muebles de la casa o colocando sal en el acuario y envenenando a todos los peces. Su madre se comportaba como si todo fuese normal. Los demás hermanos buscaban pretextos para estar lejos de Donald, pero Mary no siempre tuvo esa opción, ya que era la más pequeña.

    El libro Los chicos de Hidden Valley Road

    Los chicos de Hidden Valley Road es el título del libro de Kolker, en el que deja conocer más detalles sobre esta atípica familia americana, en la cual estaba asentada una terrible enfermedad: la esquizofrenia.

    Además de Donald, otros de sus cinco hermanos también sufrieron de esquizofrenia.

    -       James: el segundo hijo, peleaba con Donald de forma brutal.

    -       Matthew: algunas veces creía que era Paul McCartney, otras veces pensaba que sus estados de ánimo influían en el clima.

    -       Joseph: era el más apacible de todos. Escuchaba voces de otras épocas y lugares.

    -       Peter: era maníaco y violento. Por muchos años, rechazó cualquier ayuda.

    -       Brian: era la estrella de rock en la familia.

    Kolker narra que Brian se había ido a vivir a la Bahía de San Francisco, se enamoró. La familia conocía a la novia y todo parecía ir bien. Pero un día la relación terminó. Él la mató y se suicidó. En este punto, ya la familia no podía ocultar lo que sucedía y tuvieron que pedir ayuda.

    Mimi, la madre, aguantó todo. Ella defendió a sus hijos, pretendía que todo era normal y sus decisiones impactaron en la familia, pero jamás los abandonó. Además, cuidó de su esposo, quien sufrió de un derrame cerebral.

    Para ese momento, los doctores intentaban curar la esquizofrenia con terapias de choques eléctricos o lobotomías, como si se tratara de sujetos de prueba. Otros médicos culpaban a los padres y pedían llevar a los niños sanos a albergues y a los enfermos a los psiquiátricos, donde más nunca los volvían a ver. Estas opciones devastaban a Mimi.

    Luego de la década de los ochenta, la familia se convirtió en un tema de estudio. El material genético de ellos ha sido importante para investigar más sobre la enfermedad y tener una mayor comprensión.

    La familia Galvin no sabía que estaría ayudando a otros. Todos ellos siguieron conectados. Lindsay, quien quiso alejarse, luego rescató a los hermanos que necesitaban ayuda y dedica parte de su vida a cuidarlos.

    Casi medio siglo después, luego de haber subido a aquella colina, Donald continúa recitando sus letanías religiosas. Afirma que él es hijo de un pulpo, pero cuando Lindsay llega a la institución de él vive, se prepara para salir, pues, sabe que esa visita es para llevarlo a estar con su familia.

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