La diabetes y obesidad: precursores principales de la enfermedad renal crónica

Incidencia de pacientes con enfermedad crónica renal va en aumento, según estudio de Estados Unidos.

María Camila Sánchez

    La diabetes y obesidad: precursores principales de la enfermedad renal crónica

    Estudios recientes llevados a cabo en Estados Unidos han demostrado que el número de pacientes con esta condición está en aumento, de hecho, se dice que 1 de cada 7 personas de ese país tiene fallo renal crónico.

    Los riñones tienen la función de filtrar los desechos y toxinas del organismo y el exceso de líquido en la sangre a través de la orina, controla el volumen de líquido contenido en el cuerpo a través del control de sodio, controla la presión sanguínea, entre otras. Ahora bien, cuando estas funciones no se ejecutan de la manera correcta, el paciente puede acumular altos niveles de electrolitos y desechos en el cuerpo.

    En entrevista con la Revista de Medicina y Salud Pública, el doctor Félix Pérez, nefrólogo intervencional y médico vascular, explicó cuáles son los principales criterios de los expertos a la hora de diagnosticar un paciente con enfermedad crónica renal.

    “Nosotros nos dejamos llevar por tres cosas que seguimos. La primera es la filtración glomerular: hacemos unos cálculos con base en la edad del paciente, la raza y la creatinina en la sangre. La segunda, es la liberación de proteínas en la orina. Y la tercera, es a través de imágenes radiológicas como sonograma renal o CT scan; aquí vemos un daño renal ya evidenciado físicamente y esto nos ayuda a determinar que el paciente tiene enfermedad renal crónica”, explicó.

    Al ser tantas las funciones que tiene el riñón en el correcto funcionamiento del organismo, y todas tan importantes, el paciente con esta patología puede llegar a presentar dificultades vasculares, enfermedades cardíacas, problemas relacionados con los niveles de hemoglobina, entre otras, (sin contar que el factor desencadenante de esta patología también está relacionado con el desarrollo de otras enfermedades como la diabetes o la hipertensión), de modo que esta condición ha sido catalogada como compleja.

    “Para el paciente es sumamente drenante a veces, porque puede estar necesitando muchos medicamentos, muchas visitas médicas, muchos estudios. Lo que queremos evitar todos nosotros como médicos, es evitar que el paciente llegue a diálisis”, explicó el doctor.

    Además, el experto mencionó que es importante para el paciente poder contar con una nutrición determinada para evitar la progresión acelerada de la enfermedad.

    La enfermedad renal es bien dependiente de la nutrición. En el equipo médico debemos tener un nutricionista para que el paciente siga una dieta adecuada con base a su enfermedad y así evitar que la evolución de la enfermedad sea muy rápida”, argumentó. “Yo la diabetes o la alta presión no la voy a quitar, tampoco voy a detener el proceso de envejecimiento, porque al envejecer también perdemos función renal. Yo pretendo que estos cambios sean de forma lenta, y que no requieran diálisis”.

    Especialidades involucradas en el manejo del paciente con enfermedad crónica renal

    El proceso por el que atraviesan las personas que son diagnosticadas con esta condición, no es sencillo, ya que el tratamiento generalmente requiere un enfoque multidisciplinario que incluye, no solo un tratamiento en el que se incluyan nefrólogos, sino que requiere especialistas del área cardiovascular, nutricional y de la salud mental.

    “Tenemos que entender que este proceso no es solo de diálisis. Estos pacientes tienen múltiples visitas, con muchos especialistas, deben tomar muchos medicamentos. Y llega un momento donde hay una alta incidencia de depresión, y debemos reconocerlo, nosotros como médicos, y los familiares para darles las herramientas adecuadas, y podamos ayudarlo”.

    Sin embargo, el doctor Pérez es enfático en reconocer que actualmente los pacientes cuentan con más alternativas a las que eran conocidas hace algunas décadas, en las que el tratamiento era más limitado, y no se contaba con la indumentaria necesaria para brindarle calidad de vida al paciente.

    “Siempre cambio la perspectiva de lo que tenemos, a lo que tuvieron otras personas hace 50 años, para que ellos vean la diferencia. En la práctica, tratamos de que los pacientes no acudan a nosotros con ese miedo, porque esas barreras no permiten conectar con el paciente. Entre más enlacemos con el paciente, con mayor éxito vamos a lograr que siga nuestras instrucciones y eso mismo tiene que hacer la familia”.

    Posibles complicaciones derivadas de la enfermedad

    Desafortunadamente, a diferencia de otras enfermedades, la condición crónica renal no tiene síntomas o cambios trascendentales de salud en la etapa inicial de la condición, por lo que el experto hace un llamado a la población general a asistir frecuentemente con los especialistas, tal como lo indica la guía de la Sociedad Americana de Riñón. 

    “Esas consultas son la única herramienta que tiene el nefrólogo y el médico primario para detectar un empeoramiento de riñón, y poder tomar las acciones necesarias para revertir ese daño o para detenerlo”. 

    El riesgo más grande de no poder recibir un tratamiento a tiempo, es el poder desarrollar condiciones asociadas como la retención de líquidos, aumento repentino de los niveles de potasio en la sangre, anemia, debilidad ósea, daños en el sistema nervioso central, menor respuesta inmunitaria, daño irreversible a los riñones, entre otros.

    “Debemos orientar a la comunidad y orientar a los médicos primarios de que estamos todos juntos en esta lucha contra la enfermedad renal crónica”, añadió.

    Temores infundidos a los pacientes sobre la diálisis

    A pesar de que uno de los objetivos principales de los nefrólogos es poder actuar a tiempo con cada paciente para evitar que llegue a ser dializado, el doctor Pérez reconoce que hay muchos estigmas frente a este tratamiento que pueden llegar a retrasar el inicio de este proceso. 

    “La diálisis no mata a nadie. Las personas se mueren porque tienen infartos en el corazón, tienen un derrame, es decir, por otras condiciones. Ya de antemano, si la diálisis le toca a alguno de nuestros familiares o a alguno de nosotros, tenemos que tener claro que no mata y que no es malo”, argumentó. “Es sacrificado, sí; son tres veces a la semana, pero les permite prolongar la vida y darles también calidad de vida, que es lo más importante al final del día”, concluyó.

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