Cinco puntos claves para comprender la Leucemia Mieloide Aguda

Esta enfermedad es más frecuente en personas de edad avanzada, aunque puede ocurrir a cualquier edad.

Luisa Ochoa

    Cinco puntos claves para comprender la Leucemia Mieloide Aguda

    En septiembre, mes de concienciación de los tipos de cáncer en la sangre, la comunidad médica enfatiza la importancia de diagnosticar y tratar de forma temprana enfermedades como la leucemia y sus diferentes tipos, ya que así aumenta la tasa de supervivencia de la población. 

    Dentro del grupo de leucemias, los especialistas coinciden en que la leucemia mieloide aguda (LMA) es una de las más complejas y difíciles de tratar debido a que es poco común y muy agresiva.

    De hecho, en Colombia, la leucemia mieloide aguda se encuentra entre los 11 tipos de cáncer priorizados por el Ministerio de Salud y Protección Social por su gravedad. De acuerdo con el último informe, este tipo de cáncer es el de menor incidencia en el país y representa el 0.61 % de los casos nuevos tanto para hombres como para mujeres de todas las edades.

    La Sociedad Americana Contra el Cáncer refiere que en la mayoría de los casos, la Leucemia Mieloide Aguda puede progresar rápidamente si no es tratada, por lo que es importante comenzar el tratamiento tan pronto como sea posible después de hacer el diagnóstico.

    ¿Qué es la Leucemia Mieloide Aguda?

    La Leucemia es una condición caracterizada por la producción descontrolada de células anormales en la médula ósea. Aunque no se forma un tumor sólido, la leucemia se clasifica como una enfermedad hematológica debido al exceso de células anormales en el sistema sanguíneo.

    La leucemia mieloide aguda se origina en la médula ósea, que es la parte interna de ciertos huesos responsables de producir nuevas células sanguíneas. En ocasiones, la enfermedad se propaga a otras áreas del cuerpo, como los ganglios linfáticos, el hígado, el bazo y, en casos graves, incluso puede afectar los testículos.

    ¿Cuáles son los síntomas de alerta?

    Los síntomas de la leucemia mieloide aguda no son específicos, pero es importante prestar atención si varios de estos síntomas se presentan al mismo tiempo. Según la American Society of Clinical Oncology, las personas pueden experimentar signos como pérdida de peso, fatiga, fiebre, sudoración nocturna, debilidad, palidez en la piel, moretones fáciles y sangrado que es difícil de detener.

    Otros indicios de la enfermedad pueden incluir dolor en los huesos, espalda o abdomen, dificultad para respirar, infecciones frecuentes o persistentes, ganglios linfáticos inflamados, encías sangrantes, dolor en el pecho, mareos, cambios menstruales, nódulos en la piel, manchas rojas en la piel, heridas persistentes, dolores de cabeza, visión borrosa y masas en tejidos blandos.

    ¿Cómo se diagnostica la leucemia mieloide aguda?

    Detectar la leucemia en etapas tempranas es esencial para un tratamiento oportuno y un mejor pronóstico. En los pacientes, las células leucémicas desplazan a las células normales que producen sangre en la médula ósea. Esto se refleja en análisis de sangre tradicionales.

    La detección temprana se logra mediante sencillos análisis de sangre que pueden conducir a investigaciones más profundas para identificar el tipo específico de leucemia y sus causas subyacentes. Estos datos son esenciales para un tratamiento individualizado.

    ¿Cuáles son los tratamientos de la LMA?

    El tratamiento principal para la LMA incluye quimioterapia y, en algunos casos, trasplantes de células madre, a veces complementados con medicamentos de terapia dirigida. La medicina de precisión es un enfoque innovador en el tratamiento, utilizando información genética y proteica para prevenir, diagnosticar y tratar la enfermedad de manera más precisa.

    ¿Se puede prevenir la leucemia mieloide aguda?

    Dado que la LMA tiene una base genética, en la actualidad no existen medidas específicas para su prevención. Adoptar hábitos saludables como no fumar, hacer ejercicio regularmente y llevar una dieta equilibrada puede mejorar la salud general y la tolerancia al tratamiento, pero no previene la enfermedad por completo. 

    Fuente consultada aquí.

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